Ford mostró a la prensa un adelanto de sus pickups F-150 y F-150 Raptor en la costa argentina. Pudimos manejar en Pinamar una unidad con motor V8 5.0 naftero de 400 caballos.
En un mercado que comienza un año muy cuenta abajo, la apuesta de varias automotrices será, una vez más, las pickups. Confiando en que «el campo» tenga un buen desempeño, hay en agenda varias novedades para las camionetas. Pero si hay un producto que se destaca, ése es la gloriosa F-Series de Ford.
La F-150, heredera de la queridísima F-100, es la pickup más vendida del mundo y el segundo top seller de cualquier segmento, gracias a un legendario dominio en los Estados Unidos. Es una camioneta full-size y compite, entre otras, con la RAM. En EE.UU, este segmento es el más demandado y las ventas de las 1-ton pickups (que aquí son masivas, como Hilux o Ranger) quedan muy relegadas.
Es decir, lo que para nosotros es una rareza de lujo, allá es la norma. El año pasado en EE.UU. se vendieron 909.330 F-Series, más que todos los autos juntos que se patentaron en Argentina.
Contacto en las dunas
Como otros años, Ford organizó una caravana de pickups por los médanos de Pinamar. Fue un record, con más de 100 camionetas, entre los vehículos de prensa y los de clientes, casi todas Ranger, salvo unas pocas unidades de F-150, que tuvimos la suerte de probar.
Ford todavía no tiene fecha certera de venta de la F-150, pero será más cerca del fin de año que del segundo semestre. Tampoco se saben las configuraciones, pero sí que serán doble cabina (en los stands hay unidades cabina y media) y que llegará la F-150 Raptor, con motor V6 3.5 biturbo naftero de 456 caballos de potencia y la friolera de 691 Nm de torque, una bestialidad para cualquier tipo de vehículo.
Además había unidades Platinum con el mismo motor pero un sólo turbo (380 CV y 637 Nm de torque) y Lariat, con un V8 atmosférico de 5 litros, 395 CV de potencia y 542 Nm de torque a 4500 vueltas, que fue la unidad que pudimos manejar.
Personalmente, creo que este V8 debería ser una de las configuraciones que traiga Ford. No sé si es el que me gusta más a mí (los otros son más potentes y eficientes, de la línea Ecoboost) pero sólo el sonido del motor hará que algunos fans de la marca decidan una compra. Un V8 americano llevado a fondo suena como un V8 americano llevado a fondo. No hay comparación posible y es muy difícil de explicar lo que se siente.
Las arena es un terreno ideal para este tipo de vehículos, pero uno termina pensando que, salvo la ciudad con poco estacionamiento, no hay terreno difícil para una F-150. El motor empuja a lo bestia y viene con una caja automática de 10 marchas (sí, diez), con reductora y bloqueo de diferencial trasero. Tener 10 marchas con reductora implica, en la práctica, 20 relaciones distintas para elegir.
Eso hace de la F-150 un vehículo único. Por ejemplo, se puede conectar la baja, pisar a la subida de un médano y darle para delante sin que le cueste ni un poquito subir. Pero, si uno sigue acelerando, esta camioneta puede andar en baja a la velocidad que una pickup normal lo haría sólo en alta y, en este terreno, quizás ni siquiera llegaría.
Por supuesto, se chupa un parque jurásico en combustible, pero lo más probable es que al comprador de este tipo de máquina poco le importe eso. A FCA no le fue nada mal con la RAM 1500 y su motor 5.7 naftero.
La F-150 es, además, un vehículo sumamente confortable por dentro, gracias a su enorme amplitud. Me tocó viajar atrás y no recuerdo otro vehículo en el que me haya sentido tan cómodo, tanto por el ancho de hombros (tres adultos atrás casi ni se tocan) como por el espacio para las piernas. Tiene un amplio techo solar panorámico, pero eso no implica que las cabezas rocen contra nada.
El equipamiento también es destacadísimo, desde bucatacas calefaccionadas en todas las plazas hasta la práctica toma de 110V atrás y adelante. Lo único que no me gustó mucho fue la aparición de ciertos ruidos en la parte trasera cuando el vehículo se sacudía como en un samba. Son unidades a las que se les está dando un uso extremo (se pueden probar en el stand, pero hay listas de espera de un día para el otro y sólo pueden pedirlos quienes acrediten uso de pickup con tarjeta verde), pero no deberían haber crujidos.
El otro ruido que se mete es el del motor, pero de ese es imposible quejarse. También hay que decir que, cuando la F-150 regula, desde el interior casi no se percibe el V8.
Las F-Series de Ford son vehículos únicos, desproporcionados, exagerados, innecesarios y sobredimensionados en toda su ficha técnica. Por eso es muy difícil compararlos con otros: producen sensaciones que no son normales, a pesar de que lo probamos en un único terreno y por pocos kilómetros. Es una bestia que empuja y empuja y hace todas las cosas bien.
A falta de bastante tiempo para su comercialización, desde Ford especulan con precios entre 60 y 65 mil dólares, lo que parece mucho, pero no creo que sea un impedimento para que los fans del óvalo se reencuentren con las F-Series.
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