En medio de la pandemia desatada por el nuevo coronavirus, el Centro Industrial Córdoba de Volkswagen volvió a la producción. Los operarios oscilan entre la alegría y el miedo mientras aprenden una nueva forma de trabajar.
Quien haya estado alguna vez en una fábrica o al menos en un taller, sabe bien que la afectuosidad fraternal es parte importante del día a día. Abrazos, besos, cachetazos en la cara, golpes en el pecho y colgarse con un brazo del cuello del otro son parte de la rutina de quienes comparten un mismo espacio de trabajo por muchas horas. Bueno, todo eso, al menos por un buen tiempo, no existirá más.
El Centro Industrial Córdoba de Volkswagen, que hace cajas de cambio, vivió un hecho muy singular la semana pasada, al ser el primero de la marca en toda Latinoamérica en abrir sus puertas en medio de la pandemia de COVID-19. También fue, junto a Scania, la primera fábrica de una automotriz en levantar las persianas.
Estas dos empresas pudieron hacerlo porque producen 100% para exportación, un rubro al que el gobierno nacional le dio prioridad en la necesidad de dólares. Buena parte del resto de las automotrices piensa volver el 11 de mayo, ya sea para producir a bajo ritmo para exportación o previendo que el ejecutivo amplíe las actividades exceptuadas. Otras, como PSA, no lo harán hasta el 25.
CarsDrive charló con tres operarios que volvieron esta semana al CIC, para imaginar cómo será la producción de ahora en más por un buen tiempo. Volkswagen sólo difundió las fotos que ilustran esta nota.
El transporte público, prohibido
Una de las principales limitaciones para la vuelta al trabajo será el transporte público. Como la vuelta a la actividad será paulatina, se puede elegir quién trabaja y quién sigue suspendido, cobrando una parte de su sueldo. Todos los que volvieron y los que lo harán en las próximas semanas tienen movilidad propia, ya que la empresa no quiere que nadie tome trasporte público y es una de las condiciones que puso el gobierno provincial para dar el ok.
Esto en Volkswagen no es tan complicado, porque el 80 por ciento cuenta con auto o moto, ya que los sueldos del Smata son buenos. Pero en las autopartistas y en el resto de la industria en general es un problema no resuelto. En la provincia de Buenos Aires la mayoría de las automotrices tiene trasporte propio, una solución que tampoco convence ya que es imposible el distanciamiento.
Declaración jurada (y del trabajo a la casa)
La provincia de Córdoba implementó una declaración jurada diaria en la que los operarios deben asentar que no tienen síntomas de COVID-19 ni han hecho viajes o sus familiares. En el caso de Fiat, una app reemplazará a la declaración, y, de paso, se incluirá allí toda la información de prevención.
Volkswagen le remarcó a cada uno de los operarios que la situación es excepcional y sólo pueden salir para ir a la planta y volver a sus domicilios. Cualquier otra parada está prohibida y los trabajadores deben ir con la ropa de trabajo, ya que los vestuarios están cerrados. Al llegar al hogar deben bañarse y lavar la ropa.
«Llego y voy directamente al baño, pongo la ropa en el lavarropas. Mi mujer trabaja en una clínica, por lo que teníamos todo más o menos aceitado el protocolo», cuenta un operario. «Debemos ir con la ropa de trabajo y llevar la menor cantidad de cosas personales posibles. Todo lo que usás debés sacarte y lavarlo, recién después de bañarte podés saludar a tu familia», relata otro.
En el ingreso al CIC se instaló un puesto médico y se les toma la temperatura corporal a todos los operarios al ingresar. Hay bandejas con agua y lavandina para desinfectar los calzados y los dispensers de alcohol en gel están distribuidos por toda la planta. Los molinetes no se accionan más con las manos.
Barbijos, máscaras y mayor distancia
La empresa entrega dos barbijos por día a cada operario y todo se dispuso para que haya mayor distancia entre trabajadores. Sin embargo, en algunas áreas esto no es posible porque se trabaja en parejas, por lo que esos operarios llevan máscaras que le cubren todo el rostro, además del barbijo (ver foto principal). Los monitores, trabajadores que controlan y asisten al resto, también llevan máscara.
Todos los espacios están demarcados para que nadie se amontone y en los baños se clausuró un cubículo de por medio. En el comedor se dejaron sólo tres sillas por mesa y el resto fue retirado, para que nadie pueda cambiar la disposición. El tiempo en la sala se redujo al mínimo necesario para almorzar.
Alegría y miedo a la vez
Hubo una enorme expectativa por parte de los trabajadores por volver luego de más de 40 días. Nadie se quiso salir del libreto y no hubo saludos que no fueran con los codos. La sensación mayoritaria fue de alegría por volver a trabajar luego de tanta incertidumbre, pero también hay miedo.
La mayoría tiene familia y sabe que, por más que se tomen todos los cuidados, el peligro siempre está. Además hay que prever el tiempo para pasar por los controles policiales -muchos viven saliendo de Córdoba- y está el tema de los vecinos, que registran los movimientos. «Por las dudas le pedí a mi marido que salga siempre él a hacer las compras, yo voy sólo a la planta», dijo una operaria.
«Todos teníamos ganas de volver, sobre todo la gente más grande, que quería saber cómo se va a trabajar de ahora en más, es todo un aprendizaje», dice otro operario. Todos saben que las cosas no volverán a ser como antes. «Queremos que todo salga bien para poder continuar», indica.
No es sencillo arrancar
Miércoles y jueves fueron los dos días que trabajó la planta MQ250 del CIC, pero fue a media máquina, ya que la tarea principal fue poner todo en marcha para hoy lunes, cuando vuelven la mayoría de los operarios de ésa, que es una de las tres plantas que tiene la fábrica. Fue la primera en volver porque en su mayoría exporta a Europa, que es donde Volkswagen está retomando la actividad.
Mientras tanto, los trabajadores de la MQ200 seguirán suspendidos por al menos un mes más (cinco semanas), aunque podría haber rotaciones para distribuir el trabajo. Estas cajas van mayoritariamente a San Pablo (Anchieta y Taubaté), centro del fuerte brote de coronavirus que hay en Brasil.
En tanto, la nueva caja MQ281, para la que se invirtieron 150 millones de dólares (ver todos los detalles), debía comenzar su ciclo productivo en abril con exportaciones a México y Europa. En los próximos días ingresará un pequeño grupo de esta nueva planta para tratar de ajustar las máquinas, que quedaron en el medio del setup cuando se decretó la cuarentena. Ingenieros de Alemania tuvieron que volverse sin terminar su tarea.
Ciertamente, hay miedo a despidos entre los 1.400 operarios del CIC, ya que la demanda mundial se verá muy afectada por la crisis económica causada por la pandemia. Los aumentos de sueldo acordados para el primer semestre por el Smata pasaron al mes de julio, a pagar en agosto.
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