Probamos uno de los autos del año: nuevo Renault Kwid, el pequeño auto urbano y económico que llega con aspiraciones de aventurero. Se destaca por su buena habitabilidad y consumos.
Esperado por largo tiempo, finalmente ayer se puso a la venta el nuevo Renault Kwid luego de 20 días de preventa. Pero, a modo de anticipo, ya lo manejamos por más de una semana por las calles, rutas y caminos de Córdoba para traerles este test drive.
El Kwid es la nueva propuesta de Renault para la entrada de gama, reemplazando en cierto modo al querido Clio. No son propuestas iguales: el Clio II nació hace más de 20 años como segmento B y por antigüedad fue bajando de categoría, mientras en Europa evolucionaba hasta el actual Clio IV. La concepción del Kwid es otra.
El Kwid nace como un auto urbano o citycar (segmento A), con la nueva plataforma de Renault Nissan (y Datsun) CMF-A, desarrollado para los mercados emergentes. Puntualmente, este auto fue lanzado primero en India, como una alternativa a la movilidad en motocicleta. Es un auto pensado para ser lo más liviano y económico posible.
Pero el Kwid indio se chocó, literalmente, contra la realidad. Fue probado tres veces por GlobalNCAP, con resultados que fueron de lo horroroso a lo malo. Por eso, cuando el proyecto vino al Mercosur, recibió cambios. El más importante fueron los 120 kg de refuerzos estructurales que le permitieron sacarse unas muy dignas tres estrellas en seguridad en LatinNCAP, con el protocolo actual que es mucho más exigente. Además, es el auto más barato del mercado en traer cuatro airbags de serie.
Renault Kwid 1.0 Iconic
- Origen: Brasil
- Precio: $249.200 (preventa)
- Garantía: 3 años o 100 mil kilómetros
Exterior
El Kwid es pequeño: mide 3,68 metros de largo, 1,6 de ancho (sin espejos) y tiene una distancia entre ejes de 2,42 metros Su característica sobresaliente es el amplio despeje del suelo de 180 mm, lo que le da buenos ángulos de ataque y salida. Esto le permitió a Renault homologar este Kwid como SUV para el mercado brasileño y de ahí al claim de ventas de «El SUV de los compactos» hubo un paso.
Lo cierto es que, como lo vamos a ver más adelante, la altura respecto al suelo es una característica importante en ciudades con calles en mal estado. Y ahí está la clave de este diseño: en ciudades con calles que desmejoran como las de esta parte del mundo, la idea de comprarse un auto con mejor capacidad off-road es atendible. Las ciudades son una aventura y por eso tenemos citycars aventureros, aunque el concepto pueda parecer contradictorio.
La estética sigue la última línea de Renault, con logo grande y parrilla al estilo Alaskan, aunque con dos filetes menos. Es lo que veremos en la próxima renovación de toda la línea de origen Dacia, como Logan, Sandero y Duster. A mí el frontal me parece bastante bien logrado, no tanto la parte posterior. Pero, más allá de mi gusto, me parece que este auto va a entrar bastante rápido en la consideración general, como el Sandero Stepway.
Mi experiencia con el auto antes de que salga a la venta indica que no es un modelo que llame mucho la atención en la calle como fue en su momento el Mobi, de líneas más marcadas. Pero, cuando pedí opiniones a gente que veía el Kwid por primera vez, la gran mayoría fue positiva.
El Kwid tiene pasarruedas marcados con plástico en las zonas bajas, como marca el manual del aventurero, y una zona vidriada que se va achicando hacia la parte posterior del auto. La luneta es chica y esta versión cuenta con un detalle decorativo en el lateral.
Si levantamos el capó, podemos ver que sobra lugar para alojar el pequeño motor de tres cilindros. Todo el frontal está agrandado a propósito para darle aspecto más robusto, con una parrilla muy vertical y un capó alto.
Un detalle interesante, que pinta de cuerpo entero al Kwid, son las llantas. Para un ojo no atento las de estas versión parecen de aleación, sin embargo, todas las versiones del Kwid vienen con llantas de chapa. Lo que tiene es un embellecedor plástico perfectamente diseñado para dar esa sensación. Otro detalle: trae tres bulones y no cuatro, como es habitual en esta parte del mundo. Las llantas de aleación se ofrecen como un opcional.
Interior
La primera sensación al subir al Kwid no fue buena por tres motivos: no se ajustan ni el asiento (en altura) ni el volante (en ninguna dirección) y los pedales transmiten una sensación muy extraña al principio. Están muy verticales, como saliendo del piso, y su tacto es extraño. No quiero caer en un adjetivo común en críticas de autos pero no me queda otra: el freno es muy esponjoso. Hay que pisarlo bastante para que comience a frenar.
Sin embargo, debo decir que estas sensaciones fueron cambiando con las días. Si bien la posición de manejo no es regulable, para mi altura me resultó cómoda, pero gente muy baja o muy alta debería agendarse un test drive antes de decidir la compra. Al freno hay que tomarle el punto del recorrido, porque frenar, frena.
Uno de los puntos altos de este Kwid es su habitabilidad. Siempre teniendo en cuenta que es un auto del segmento A, el más chico de todos, el espacio trasero es muy correcto, sobre todo en lo que hace a altura y espacio para las piernas, no tanto en ancho de hombros. Dos adultos se pueden acomodar, dependiendo en parte de cómo estén colocadas las butacas delanteras.
A mí el espacio trasero me pareció bueno para el segmento, aunque por supuesto dos adultos no la van a pasar bien en un viaje largo, no es esa la propuesta del Kwid. Para niños está muy bien y tiene anclajes isofix para colocar sillitas infantiles (dos).
Pero sin dudas en donde el Kwid le saca ventaja a la competencia -sobre todo al Mobi– es el el baúl. Tiene 290 litros, una capacidad mayor que muchos segmento B. Se me vienen a la cabeza el Toyota Etios hatch (270 litros) y el Volkswagen Fox (260 litros). En mi opinión, el tamaño del baúl puede ser un factor decisivo en la compra de un auto entrada de gama, pensado para la movilidad diaria.
En cuanto al equipamiento, el punto alto del Kwid son sus dos airbags laterales, que se suman a los frontales obligatorios. Los laterales explotan al costado de los asientos delanteros, protegiendo a los ocupantes que van adelante ante choques de costado (ver video abajo). Vienen en todas las versiones del Kwid, con lo que se convierte en el auto más barato del mercado en traerlos. El Kwid se sacó unas muy buenas tres estrellas en LatinNCAP.
En cuanto a confort, esta versión Iconic es la más equipada y trae como highlights la cámara de retroceso, la llave tipo navaja con cierre centralizado y apertura de baúl y los espejos con regulación eléctrica.
La pantalla con sistema Media Nav viene desde la versión Intens y es un plus que seguramente decidirá algunas compras. Su funcionamiento general es bueno, tiene GPS incorporado y conexión del celular vía Bluetooth. Para mí, los comandos al volante deberían ser obligatorios hoy en día para no distraerse con una pantalla que exige desviar la mirada del camino para una operación sencilla como cambiar de radio, ya que al no tener botones físicos (sólo los del volumen y encendido), no tenemos referencias palpables como en un auto de hace 30 años.
En el equipamiento de serie se destaca la dirección eléctrica, que es muy buena como veremos a continuación; y el aire acondicionado, que para mi sorpresa enfría mejor que muchos autos de segmento superior. Durante años manejé un Daihatsu Move, un kei car japonés que también venía con un tricilíndrico de un litro y cuyo aire acondicionado te llevaba a la cima del monte Fiji. Este Kwid me hizo acordar en muchos aspectos al Move.
Hablando de motor de tres cilindros y aire acondicionado: las vibraciones durante el ralentí del Kwid son menores que las del Up y sólo se sienten más cuando está prendido el aire acondicionado.
Es difícil evaluar el nivel de equipamiento en un auto de entrada de gama, porque uno le pediría varias cosas pero todo incide en el precio. Se recomienda ver el final de esta nota donde están detallados los equipamientos según versión.
El nivel general de terminación el propio de un auto entrada de gama Mercosur, con cables que se ven apenas uno mueve un poco los tapizados, detalles como manijas estilo cromado adelante y sin cromar atrás (?) y plásticos mejorables.
Una última mención del interior: tiene buena cantidad de portaobjetos (14 litros en total, según Renault) y una guantera de muy buenas dimensiones, otro factor importante para un auto de este segmento.
A modo de resumen del interior: los puntos positivos son el equipamiento de serie, con cuatro airbags, dirección eléctrica y aire acondicionado de buen funcionamiento; la habitabilidad general y el espacio de carga. Los negativos la calidad general percibida, falta de algún botón físico para el sistema multimedia y algunos detalles curiosos como las puertas que no se destraban cuando detenemos el auto o los levantavidrios en el tablero (y no en las puertas).
En marcha
El quid del Kwid es su relación peso-potencia. El motor tiene sólo 66 CV de potencia, que es la cifra más baja del mercado argentino, pero a la vez es el más liviano, con pesos que no llegan a los 800 kg en la versión más equipada. Son 11,8 kg por cada caballo de promedio, valores más bajos que en modelos de gama superior como el Sandero.
Con esto, el Kwid se mueve muy ágilmente en ciudad y en rutas suburbanas con velocidades máximas de 110 km/h. El torque está bien distribuido y no son necesarios tanto cambios de marchas como uno suponía en la previa, al menos que el auto esté cargado o el camino tenga subidas. La selectora de la caja de quinta tiene un buen tacto aunque para mí el recorrido es algo largo. En este punto, las cajas cordobesas de Volkswagen sieguen siendo las referentes del segmento.
La ciudad es su ámbito ideal y la combinación de dirección eléctrica bien blanda, bajo consumo y un despeje del suelo elevado que hace que no toque en ningún lomo de burro, le conseguirá a este Kwid muchos fanáticos (y fanáticas, sobre todo) inmediatos. Como plus: al tener una posición de manejo elevada, entrar y salir del auto es muy sencillo y se agradece no tener que agacharse tanto en el día a día ajetreado.
La suspensión se banca bastante bien las calles en mal estado pero está un escalón debajo del Fiat Mobi. Para mi sorpresa, el eje trasero no es molesto como yo lo imaginaba (eje rígido) pero el delantero llega a dar un golpe seco en pozos grandes (esto lo comprobé en calles de tierra), como si el amortiguador hiciese tope, cosa que no creo haya sucedido. Es más probable que sean las cazoletas de los amortiguadores o alguna otra goma que no hace del todo bien su trabajo, al menos en esta unidad de flota para periodistas (que castigan –castigamos– bastante a los autos).
Dicho esto, también hay que decir que el desempeño en caminos de tierra de este Kwid es muy bueno, ya que su despeje hace que no toque nunca y podamos ir más rápido que con otro auto similar. Para la gente que vive ciudades-dormitorio con caminos de tierra en mal estado, este Kwid es una opción muy atendible.
Hablando de off-road: llegué a quedarme empantanado en la arena en una playa serrana por querer hacer una foto. Lo saqué muy fácil, simplemente liberando la arena delante de las ruedas motrices y empujando, ya que es tan liviano este Kwid que con la ayuda de una persona haciendo fuerza alcanza.
La ruta, en cambio, no le sienta tan bien al Kwid. Se puede viajar sin problemas, pero hay que tener en cuenta que los sobrepasos exigen muchos segundos (más de 18 segundos para el reprise 80-120 km/h en cuarta marcha). Es un auto para viajar tranquilo y sin apuros.
Tampoco los vientos cruzados (que fueron muy fuertes en Córdoba esta semana) le sientan bien a su carrocería alta, su suspensión blanda y la dirección que, si bien se endurece en velocidad, no lo hace lo suficiente. Hay que tener precauciones al doblar fuerte con este Kwid, las leyes de la física son sencillas: a mayor altura, centro de gravedad más alto y mayor inclinación. El control de estabilidad sería un equipamiento ideal para este auto (como también para Mobi y Up, pero ninguno lo trae).
A 110 km/h en quinta marcha el motor gira a 3.500 vueltas y a 130 a 3.800.
Los consumos son muy buenos en general. La primera medición, con 160 km de recorrido (mucha ciudad y algo de ruta a 110 km/h) me dio sólo 5,3 litros cada 100 km. En el segundo tramo de 200 km con más tráfico me dio 5,8, valores que están debajo de los declarados oficialmente por Renault (14,9 km/l en ciudad, 6,7 litros cada 100 y 15,6 km/l en ruta, 6,4 litros cada 100). Las mediciones en surtidor nunca son totalmente precisas y los estilos de conducción varían, pero en general hay que decir que este Kwid consume muy poco. También hay que tener en cuenta que su bajo peso lo hace sensible al viento en contra y al nivel de carga.
Dos datos adicionales: carga nafta súper (no es necesario cargar premium o grado 3) y el tanque tiene capacidad de sólo 35 litros, una lástima porque con 50 litros tendría una autonomía sobresaliente, pero es razonable para su consumo. Otro dato: el motor tiene cadena de distribución (y no correa), lo que baja los gastos de mantenimiento.
La insonorización es regular, no es un auto ruidoso pero el motor se siente en el habitáculo sobre todo cuando lo exigimos en vueltas.
Llegando
Mi relación con el Kwid fue de menos a más en la semana que lo manejé. Me parece que es una de las propuestas más racionales del segmento por espacio, seguridad, consumos y propuesta general. El Up es, para mí, el que transmite mejores sensaciones al volante (es el más potente, además) y el Mobi el más llamativo, pero la propuesta de este Kwid cierra muy bien en el global.
Para mí, su buen espacio trasero y de baúl y la suspensión elevada son aspectos clave que el comprador debe tener en cuenta a la hora de la balanza. Si el uso cotidiano implica caminos de tierra o en mal estado las acciones del Kwid suben. Si se debe salir a ruta seguido o se anda con apuro, bajan y suben los de modelos con más motor, como el Ford Ka o el Nissan March.
El precio que se conoce por ahora (es de preventa y se mantiene hasta el 30/11) es bueno sin ser sobresaliente (desde $223.800 a $249.200) ya que el Up arranca en $210.920 en la versión tres puertas. En Brasil, donde Renault no tiene una posición preponderante, los precios de lanzamiento fueron realmente bajos.
Renault mostró gráficos en los que se ve cómo el segmento de entrada de gama perdió participación cuando se jubiló el Clio (del 12% al 6%) y saben que tienen terreno que recuperar. También se sabe que la marca quiere ser líder en Argentina, y para eso va a necesitar mucha ayuda del Kwid. Tienen buenos argumentos a favor.
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