El control de estabilidad ESP es uno de los elementos de seguridad que más vidas salva. Sin embargo, en Argentina casi no está disponible en vehículos de gama baja.
El control electrónico de estabilidad, conocido por las siglas ESP, ESC, VSC u otras, es el segundo elemento de seguridad que más vidas salva, después de los cinturones. Sin embargo, no es mucha la gente que conoce su funcionamiento y mucha menos la que exige este equipamiento a la hora de decidir la compra de un auto.
Básicamente, lo que hace el ESP evitar que el auto pierda la trayectoria en maniobras bruscas a velocidades relativamente elevadas.El ESP monitorea continuamente la trayectoria a través de sensores de velocidad ubicados en las ruedas delanteras y traseras, y la compara con el recorrido deseado por el conductor por medio de un sensor ubicado en la columna de dirección.
Si el sistema detecta que el vehículo está derrapando, sobrevirando o subvirando, que no sigue la trayectoria elegida por el conductor o que existe una inclinación excesiva, actúa en milésimas de segundo aplicando los frenos para regular la presión que llega a cada rueda y reduciendo momentáneamente la potencia del motor con el objetivo de normalizar la situación.
¿Cuantos accidentes vemos a diario de conductores que pierden el control y terminan chocando contra otro auto, un árbol o simplemente despistados en una banquina?
Muchas de estas víctimas se podrían evitar con el ESP. Lamentablemente, en Argentina son pocos los autos accesibles que cuentan con este importante elemento. Mientras en Europa y los Estados Unidos son obligatorios hace varios años, en el Mercosur recién se comenzará a exigir para los nuevos modelos presentados en 2018. Para 2020, todos los autos que se vendan deberán equiparlo.
Los fabricantes dicen que es un elemento muy caro. Sin embargo, desde la organización LatinNCAP (la que realiza las pruebas de choque) calculan que el costo por auto no es mayor a 60 dólares en vehículos que ya tienen ABS (funcionan juntos), un elemento obligatorio en el Mercosur desde 2014.
En Argentina
El Ford Ka presentado el viernes pasado se transformó en el auto más barato en traer control de estabilidad. La versión denominada Ka SEL (tope de gama) que cuesta $246.600 viene con ESP (Ford lo llama ESC). El siguiente en la lista es el Fiat 500 Cult 1,4 Fire, por $256.500. A partir de allí, los precios de los autos con ESP pegan un salto.
Las versiones más caras de Fox y Suran -llamadas Highline– vienen con ESP, lo mismo que la Saveiro Cross. En el caso del Fox sale $ 312.752 y en la Suran $ 314.608, en ambos casos con caja manual. También la Fiat Dobló venía con ESP como opcional, pero ya no está a la venta. Otro modelo de gama baja que tenía este importante elemento era el Kia Picanto, pero ya no lo trae. Los mismo para el Hyundai i10.
Si nos vamos al segmento C hay más productos que lo traen de serie, aunque un modelo súper exitoso como el Corolla se encuentre en falta, algo difícil de explicar en una marca como Toyota. Cruze lo trae de serie, Focus desde la versión SE Plus, 308, 408 y C4 Lounge en las versiones más caras, lo mismo que el Fluence cordobés.
Lo que prima por ahora, además del precio, es la exigencia del mercado. Los modelos que se venden en Estados Unidos o Europa (como el 500 que viene de México o el Ka, que comenzará a exportarse al viejo continente) traen control de estabilidad casi como un agregado de yapa.
Si bien son los gobiernos los que deben exigir a las empresas que eleven los estándares de seguridad, no estaría nada mal que en tiempos que la responsabilidad social empresaria está tan de moda, las automotrices eleven la oferta de seguridad en los autos de mayor volumen de ventas.
Inclusive hay acuerdos en el marco de las Naciones Unidas para que todos los autos que se vendan en el mundo en 2020 tengan control de estabilidad. ¿Por qué esperar hasta entonces si se pueden salvar vidas ahora?
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