La idea de que marcas chinas iban a invadir el mercado con autos baratos no se dio, pese a que varias marcas debutaron en nuestro mercado. La participación sigue siendo marginal y no cambiará por ahora.
Con el cambio de gobierno, la eliminación de las trabas a las importación y la liberación del mercado cambiario, varias marcas chinas y de otros orígenes pusieron un ojo en Argentina. Muchos prendieron las alarmas, advirtiendo la invasión de vehículos de bajo costo. Sin embargo, por ahora nada de esto ocurrió.
De hecho, la realidad estuvo muy por debajo de las expectativas de algunas marcas. Hace algo más de un año, el gerente general de la nueva marca Geely nos contaba que esperaba vender unas 6 mil unidades en su primer año completo en nuestro mercado. Hoy, a casi fines de octubre, la marca logró vender 316 unidades.
Más allá de este caso puntual, la clave está en Brasil. Gracias a la profunda caída que tuvo ese mercado y a la gran capacidad ociosa de su industria, autos de ese origen inundaron el mercado argentino, pagando 0% de aranceles de importación. Si bien existen regulaciones para el comercio de autos y autopartes entre ambos países, las automotrices prefirieron tirar el problema para más adelante e importaron por sobre los límites. Esperan que una reactivación de Brasil y el buen desempeño de sus nuevos productos hechos en Argentina ayuden al equilibrio.
Chery es la que tiene más experiencia en el mercado argentino. Representados en el país por Socma (Sociedades Macri) llevan varios años en el país. Siguen ofreciendo el auto más barato del mercado argentino, el QQ ($192.864 de lista) y este año crecieron un 69%, pero no han pasado del 0,72% de participación (5.133 unidades en el año). Es un crecimiento importante, pero similar al que tuvieron todas las marcas que tenían grandes restricciones para importar en el período anterior.
En este sentido, no es casual que pese a tener el auto más barato del mercado, sus productos más vendidos sean los Tiggo 3 (2.193 unidades patentadas este año) y Tiggo 5 (1.377) . A medida que sube el valor agregado de los productos, más chances tienen las marcas de ofrecer precios competitivos y el cliente cambia en sus necesidades.El que llega a su primer auto es normal que elija un probadísimo Gol por sobre un QQ, que no ofrece garantías de reventa.
Lifan es otra marca nueva china, pero su importador tiene bastante experiencia en nuestro país. Sus pasos han sido cautelosos y firmes, apostando a un trabajo concienzudo de postventa y a lograr una red de ventas de calidad. Conscientes de las dificultades para competir en segmentos entrada de gama, apostaron fuerte a dos segmentos: los SUV’s y los vehículos comerciales.
El reciente lanzamiento del MyWay es una apuesta en este sentido, y busca ofrecer un producto digno para 7 pasajeros (un pequeñísimo pero claro nicho de mercado) a un precio competitivo ($414.000). Su suerte recién comienza a rodar en nuestro mercado y veremos qué resultados obtiene.
Pero el volumen de Lifan (1.326 unidades vendidas este año) vino por el lado de los comerciales livianos. Las distintas variantes de su Foison (pickup, furgón y box) patentaron 878 unidades, más de la mitad de las ventas. En este tipo de vehículos, casi toda la competencia viene de extrazona (Kia, Hyundai y otras).
En definitiva: las marcas chinas no tienen el prestigio de las europeas para ofrecer productos de alto valor agregado (que son un negocio de poco volumen pero alto margen) ni pueden competir en precio en la entrada de gama con un devaluado mercado brasileño, que no paga 35% de aranceles. La invasión no fue china, fue brasileña.
¿Puede cambiar la situación en el corto plazo?
Parece difícil que esto vaya a cambiar en el corto plazo. Las marcas que trabajen bien irán ganando mercado a medida que el consumidor las conozca, siempre y cuando el producto esté a la altura. Pero una invasión de autos chinos parece casi imposible con las actuales reglas comerciales.
Sólo una restricción fuerte de la oferta brasileña -por el motivo que fuera- podría hacer crecer los precios de los autos regionales y volver más atractivos a los productos extrazona. Los nichos de mercado parecen ser otra oportunidad para las marcas chinas. Los comerciales livianos y todo el universo que se abre ante la nueva era eléctrica parecen ser dos huecos por donde pueden ganar participación. Para el segundo, deberán invertir en el país para lograr ventajas impositivas.
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