Tres medidas de los últimos días muestran un perfil más intervencionista del gobierno de Mauricio Macri: acuerdo automotor con Brasil, Ley de autopartes e impuestos internos.
Al menos en lo que a la industria automotriz, el gobierno de Cambiemos encabezado por Mauricio Macri se está mostrando mucho más intervencionista que lo que se esperaba. En los últimos días hubo tres señales claras: se renegoció el acuerdo automotor con Brasil sin modificar el flex de 1.5 (leer más) pese a que el sector quería importar más, se le dio impulso a la Ley de autopartes, que establece incentivos a la radicación de piezas de autos y no modificó el límite a partir del cual se pagan impuestos internos a los autos.
Esta última medida cayó bastante mal en la industria automotriz. Al no modificarse la base imponible en los impuestos internos a los autos, se genera un techo virtual para los precios de modelos de gama media. La idea del gobierno es justamente esa: que los precios no se disparen más, en un momento en que la tendencia del mercado es a la baja. Las automotrices se enfrentaron durante dos años al gobierno de Cristina Kirchner por este tema y cuando asumió Cambiemos modificó las alícuotas, pero no derogó la ley.
El periodista Horacio Alonso de Ámbito -de llegada directa a la industria- twiteaba ayer esto:
El mundo al revés. En una automotriz me preguntaban si Kicillof seguía en el Ministerio por la decisión con impuesto https://t.co/Yyy7bpQjWP
— horacio alonso (@horacioalonso16) July 1, 2016
La otra medida es la Ley de autopartes, que cuenta con el aval de la industria como conjunto (ADEFA firma el proyecto) pero que tiene detractores que por el momento no han querido expedirse en forma pública. En particular, hay dos elementos que generan desconfianza: un artículo antidespidos, que obliga a mantener el plantel para adherir a los incentivos; y otro que establece número de piezas mínimas nacionales en los motores. En la actualidad, son pocas las fábricas argentinas que hacen motores y la mayoría los importa íntegramente.
En el caso del acuerdo automotor con Brasil, las automotrices de los dos países pedían elevar el flex, que estable que por cada dólar que Argentina exporta en autos y autopartes a Brasil puede importar hasta 1.5 dólares. Las automotrices querían liberar el comercio con Brasil (por ejemplo, lo pidió Rattazzi), cosa que recién ocurrirá en 2020. Como mínimo, esperaban una suba hasta 1.9.
En este caso también hubo voces pacifistas de parte de ADEFA, pese a las críticas por lo bajo. La organización que reúne a los fabricantes de autos valoraron más el marco de previsibilidad que otorgan los 4 años de acuerdo que el freno que implicará para este año. La mayoría de las automotrices están muy desfasadas en el comercio con Brasil, por lo que deberían ser multadas, cosa que -por cierto- difícilmente ocurra.
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