De acuerdo con el New York Times, Sergio Marchionne le propuso a Mary Barra fusionar Fiat Chrysler Automobiles con General Motors, pero fue rechazado.
Hace un tiempo reportamos que Sergio Marchionne, el CEO de Fiat Chrysler Automobiles (FCA), contó que estaba buscando hacer una gran operación de fusión o compra con alguna otra automotriz antes de retirarse en 2019. En ese momento la mayoría de las miradas apuntaron General Motors, la automotriz norteamericana (que tiene sede en Argentina) que no está pasando por el mejor de los momentos.
Al parecer los analistas no estaban equivocados, o al menos es eso lo que se desprende de una nota publicada el sábado pasado en el New York Times. Según afirmaron dos testigos al diario, Marchione le escribió a mediados de marzo un largo mail a su par Mary Barra, CEO de General Motors, sugiriéndole una fusión entre las dos compañías. Según la misma publicación, ni Barra ni nadie del Consejo de Administración de GM mostró interés en la mega fusión.
En el correo electrónico, Marchionne habría enumerado muchos de los beneficios que la unión entre ambas compañías traería a la industria, empezando por el ahorro de millones de dólares. Esto no es una novedad, ya que el CEO de FCA viene advirtiendo hace un tiempo que el sector automovilístico debe bajar sus costos de producción estableciendo alianzas que permitan utilizar plataformas comunes.
La diferencia es que, para la mayoría de la industria, éste es un problema de FCA en particular y no del sector en general. Marchionne ha sido muy exitoso en todo el proceso que llevó a la fusión de la quebrada Chrysler con Fiat, pero la situación actual de la compañía resultante no es idílica. Tiene un gran pasivo, vendió el año pasado 4,5 millones de autos (General Motors entregó el doble en 2013) y nunca ha logrado tener peso en China, el mercado con más crecimiento del globo.
El propio Marchionne se fijó un objetivo de ventas de 7 millones de autos para 2017 (un crecimiento del 66% en tres años), algo que parece imposible con su portfolio de marcas actuales. Todavía tiene una as bajo la manga, y es el dinero que se presume le dejará el spin-off o separación de Ferrari, que pasará a ser una compañía independiente. Con esos recursos Marchionne podrá salir a la caza de alguna compañía menor, pero ya no quedan demasiados jugadores en el mercado.
Desde un principio se mencionó a dos gigantes automovilísticos como posibles objetivos de Marchionne para intentar una fusión. Uno fue el Grupo VAG (Volkswagen), que ya dijo que no estaba interesado; y el otro General Motors, que también parece cerrarle la puerta al carismático CEO de FCA. Pero se sabe que el hombre que nunca usa corbata no es de rendirse fácilmente y ha «amenazado» solapadamente con empezar conversaciones con un sector al que la industria del automóvil le tiene especial recelo, el de las empresas de Sillicon Valley.
En la industria ven con temor como Google y otras compañías dan pasos importantes hacia el rubro de los automóviles, algo que puede modificar totalmente la forma en que se producen y venden los autos. Marchionne ya se juntó en el pasado con directivos de Google, Apple y Tesla y todo quedó en eso, reuniones. Pero ahora puede servir de elemento de presión hacia el resto de las compañías que no tienen la misma visión del CEO.
Marchionne ha calificado incluso de «inmoral» la pérdida de recursos en la industria por no unificar procesos y plataformas entre distintas compañías. Según dice, una fusión con General Motors supondría un ahorro de miles de millones de dólares en la producción de nuevos modelos que compartan piezas. Por ahora el resto de la industria parece no pensar lo mismo.
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