Cuando asumió el Gobierno, las automotrices presentaron un duro informe que señalaba la carga impositiva del año 2015 era del 54,8%. Ahora el gobierno agrega un impuesto de 3 pesos por dólar.
La situación del mercado de autos en Argentina tuvo un giro importante. Por la devaluación y el consiguiente aumento de precios de los autos, el mercado que pintaba para récord se frenó en seco y ahora apunta a una crisis de dimensiones aún desconocidas. Como contrapartida, la producción de autos venía de dos años muy malos y comenzaba a repuntar gracias al mejor desempeño de Brasil. La devaluación del peso iba a agregar competitividad.
Ayer el gobierno agregó nuevos derechos a las exportaciones (retenciones) a todas las actividades, incluida la industrial. De ahora en más las exportaciones de autos y autopartes pagarán 3 pesos por dólar exportado, lo que a la cotización de hoy ronda en 7,5% de impuestos nuevos.
El nuevo panorama complica aún más a un sector que firmó con el Gobierno un acuerdo tendiente a producir un millón de autos en el año 2022. Ese plan fue pensado principalmente como un modelo exportador y las asociación que reúne a los fabricantes, Adefa, había puesto como principal reclamo la baja en la carga impositiva.
Los informes que cada tanto produce la entidad afirmaban que en 2015 el 55% del valor de un auto eran impuestos, en comparación con el 26% que regía en el año 2001. Una de las primeras medidas que tomó el gobierno de Mauricio Macri al asumir fue eliminar las retenciones a las exportaciones industriales, el impuesto que ahora vuelve con modificaciones.
Según estimaciones que realiza hoy el diario Ámbito, esto significará $22.000 millones de pesos más en impuestos, o US$ 550 millones al cambio de ayer. Las fuentes consultadas por CarsDrive tuvieron dos tipos de reacciones: la mitad dijo que estaban estudiando el tema y que preferían no hablar; y la otra dijo que estaban muy preocupados.
«Ya no éramos competitivos y cuando pensábamos que la devaluación nos podía ayudar, la baja de los reintegros a la exportaciones a Brasil y las nuevas retenciones nos hacen retroceder a niveles previos a la devaluación», le dijo a este medio un referente del sector. Otro agregó: «No éramos competitivos, imaginate ahora«.
Es la segunda vez en medio de la crisis que el gobierno hecha mano al sector. Hace menos de un mes, a mediados de agosto, el gobierno bajó los reintegros a las exportaciones. En el caso de los autos, esta devolución de impuestos pasó del 6,2% al 3,2%, una de las reducciones más fuertes de las que se aplicaron en eses momento. Casi como un gesto, se mantuvo en 6,2% para los autos que van más allá del Mercosur (una minoría).
En ese momento se calculó que las automotrices resignarían $8.200 millones por la baja de reintegros. «La reducción de reintegros se contrapone al propósito de la misma. Es decir, compensar a través del reintegro los impuestos anteriores pagados en las distintas etapas de producción, y de esta manera, evitar su exportación«, dijo en ese momento el CEO de Volkswagen Argentina, Hernán Vázquez. También dijo que la medida podía «afectar los planes de exportación y producción del sector«.
Mañana miércoles se conocerán las cifras mensuales de producción, que las elabora Adefa, y más allá del dato, seguramente habrá al menos una línea dedicada a este tema.
Impuestos internos
La otra medida que en su momento había sido celebrada -a medias- por el sector era la eliminación de una de las escalas del impuesto interno a los autos (también llamado impuesto al lujo), una medida que venía de los tiempos de Kicillof. La segunda escala, sin embargo, no fue modificada, y su valor está fijada en pesos, por lo que con cada devaluación afecta a mayor cantidad de autos.
En general, el monto a partir del cual se paga el impuesto (un poco más de un millón de pesos) se actualizaba una o dos veces por año, dependiendo de la inflación. Sin embargo, en este que ha sido el año de mayores aumentos, no se modificó, por lo que ya está afectando a productos nacionales como la Toyota SW4.
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