Una de las pickups más reconocidas del mundo recibió una leve actualización como gama 2021 y nos dio la excusa para probar la Mitsubishi L200. Diseño atractivo y uno de los sistemas de tracción más completos del mercado.
Mitsubishi es uno de los referentes mundiales en vehículos todoterreno, galardón que se ganó con varios productos emblemáticos, entre los que está su pickup de una tonelada, la L200 o Triton. Este producto, que compite en el segmento más importante de Argentina (el de Hilux, Amarok y Ranger, entre otros), se fabrica en Tailandia y en mayor o menor medida se vende hace mucho tiempo en nuestro mercado.
Lo que sucede es que este segmento está copado por los productos de industria nacional + Brasil (S10), por lo que Mitsubishi tuvo que conformarse con se un producto de nicho, ya que paga 35% de aranceles extra zona. Pero en Latinoamérica y el mundo, la L200 es uno de los referentes entre los 1-ton trucks.
Esta L200 recibió una fuertísima actualización en 2019 (ver anterior), en la que siguió usando la misma plataforma pero pasó de patito feo a uno de los productos más llamativos del segmento, gracias a todo un nuevo frontal. En Argentina, además, el relanzamiento se produjo de la mano de un nuevo importador, el reconocido CarOne de Manuel Antelo.
Este año recibió una leve actualización como gama 2021, en la que incorporó lo que más se le reclamaba, el bloqueo mecánico del diferencial trasero. Esto me sirvió de excusa para aceptar gustoso el préstamo del concesionario cordobés Mitsu Center a probar esta camioneta. A decir verdad, le tenía ganas hace mucho, porque me gusta.
Mitsubishi L200 2.4L High Power DI-D AT 4WD
- Precio: $5.990.000
- Origen: Tailandia
- Garantía : 3 años o 100 mil kilómetros
Por fuera
Lo digo de entrada: me encanta la L200. Es raro, porque los diseños tan «bestia» de los frontales de las camionetas no me agradan tanto, pero el de esta L200 me parece que está muy bien logrado. Es imponente, sí, pero a la vez tiene algo muy futurista y muy japonés que me agrada mucho. Quien tomó el diseño anterior y lo llevó hasta este lugar se merece algún premio por hacer tanto con tan poco.
Justamente, lo que pasaba con la anterior es que era muy reconocible por su silueta con corte en J entre caja y cabina (algo que Mitsubishi viene haciendo desde los 90 y que varios tomaron prestado), pero su frontal era excesivamente simple y anodino. Ahora se distingue totalmente en la calle, aunque se vean muy pocas unidades.
Una chata tiene que ser funcional y la L200 lo es, aunque tiene cosas mejorables. La caja es poco profunda, aunque mantiene la capacidad de cargar una tonelada. El diseño del voladizo trasero tan alto hace que no se vea mucho por la luneta, pero eso es común en varias camionetas. En la caja faltan una luz y que los ganchos estén en el piso y no a media altura, para poder sujetar cosas en el fondo, algo que también le pasa a Frontier-Alaskan. Otro faltante es el de cerradura en la tapa, algo que se puede resolver en el aftermarket.
El resto del diseño está muy bien y, además, gusta mucho. Tiene buen despeje (220mm) y buenos ángulos de ataque y salida (31° y 23°), es bastante larga (5,22m) y algo angosta (1,81m), lo que afecta un poco el espacio interno (ver abajo). Tiene ganchos de rescate adelante pero le faltan atrás.
En definitiva, aunque tiene cosas mejorables, es un diseño que a mí me encanta, porque se destaca en un segmento en el que no es fácil hacerlo. Es difícil mostrar algo distinto en el diseño de una camioneta y Mitsubishi lo ha logrado. El resto son gustos.
Por dentro
La L200 es, también, un muy buen producto por dentro. Es cómodo, los materiales tienen buena calidad percibida, tiene buen aislamiento y es bastante completa en equipamiento, aunque no sea vea tan moderno como en el exterior.
El asiento de conductor se regula eléctricamente, el volante en altura y profundidad y tiene excelente tacto y grip, con comandos varios. Tiene, además, dos levas para las cambios, que no giran con el volante pero son enormes y se usan muy bien, climatizador de dos zonas, 7 airbags, control electrónico de estabilidad y tracción. Se le podría pedir frenado autónomo de emergencia, pero no tiene grandes faltantes.
Como dijimos, esta L200 es un producto global, muy popular en otros países. Su configuración es completa pero sencilla, como se suelen usar las pickup en el resto del mundo. El instrumental es simple, con dos relojes grandes y una pequeña pantalla central. La central multimedia (Blaupunkt) es medio pequeña para los estándares actuales, pero funciona bien y tiene Android Auto-Apple CarPlay. Tiene cámara de retroceso pero le faltan sensores de estacionamiento delanteros, algo que también se puede adquirir por separado.
La calidad de las butacas y de los tapizados es sobresaliente, algo fundamental en una pickup, ya que se suelen pasar muchas horas a bordo. Los plásticos son duros pero de muy buen tacto y, en general, la ergonomía está bien pensada, por lo que no cansa con el uso. La insonorización del tráfico es muy buena, aunque el motor diésel se mete en la cabina, como es habitual.
El espacio trasero es bueno, pero mejor para dos que para tres personas, porque el ancho de hombros no es tanto. Sumó dos tomas USB en las plazas traseras en la gama 2021, pero sigue sin venir con fuente de corriente alterna, algo que le pedimos a todas las pickups. Tiene dos anclajes isofix con top theater y el respaldo del espacio central se convierte en un portavasos-apoyabrazos.
Dos menciones destacadas: el forzador de climatización en el techo, un feature excelente, sobre todo en verano (el aire frío baja, lo que es mucho mejor que la salida a la altura del túnel) y un pequeño pero útil espacio detrás del respaldo, que queda fuera de la vista de extraños. Siempre pedimos este tipo de cosas en las camionetas.
Los detalles de equipamiento se pueden consultar en la ficha técnica. A lo mencionado hay que agregar los equipamientos 2021: las tomas USB traseras y el bloqueo mecánico de diferencial.
En marcha
La L200 es una pickup de muy buena performance en todo tipo de usos. Tiene buena potencia y torque gracias al conocido motor 2.4 turbodiésel (turbo de geometría variable) de 181 CV y 430 Nm de torque, excelentes ambos valores. Puede llegar a los 180 km/h y tiene muy buena aceleración.
Es un motor que rinde brillantemente en todo tipo de régimen con consumos muy razonables, por lo que es de los más equilibrados del segmento junto con el de la Frontier-Alaskan. La caja es una automática de seis marchas, que también tiene excelente funcionamiento ya sea en automático o en secuencial. En este punto hay que decir que, cuando la usamos en este modo, hace lo que le mandemos y no lo que la caja quiere, ya sea con la palanca o con las dos enormes levas al volante.
En ciudad es cómoda, algo saltarina en el eje trasero. En ruta va firme y dan ganas de pisarla. El off-road es su fuerte: se puede elegir entre 4×2, 4×4 a demanda (el auto decide en que momento usar la doble tracción de acuerdo a la adherencia), 4×4 bloqueado al 50% en los dos ejes y 4×4 en baja (reductora). Además, tiene bloqueo mecánico del diferencial trasero (algo que se le reclamaba).
Por último, tiene el conocido sistema de selección de terreno de Mitsubishi entre Sand-Mud/Snow/Gravel (arena-barro, nieve y piedra), lo que convierte a la L200 en una de las pickups más capaces de su segmento. Dan muchas ganas de accesorizarla con snorkel y unas buenos neumáticos de barro, y usarla como vehículo todoterreno extremo.
Los consumos, a modo orientativo, rondan los 10,8 litros cada 100 km en ciudad, 7,4 litros en ruta y casi 10 litros en velocidad de autopista. Tiene un tanque de 75 litros y viene con filtro DPF de modo automático.
La dirección tiene asistencia hidráulica, como venían todas las pickups antes de pasarse a eléctrica, lo que la deja un poco más dura que otras, pero nada grave. Tiene buen radio de giro (5,9 metros). Frena muy bien y tiene esquema clásico de ballestas en la suspensión trasera. Cuenta con buena protección en las partes bajas, sin llegar al nivel de una Ranger-Amarok. No se probó con carga.
Llegando
Estamos, sin dudas, ante una gran camioneta, que probablemente hubiese sido uno de los referentes del segmento si se fabricara en el Mercosur, y bastante se rumorea hace tiempo con su desembarco en Córdoba de la mano de Nissan. Es una pickup ideal para quien quiera algo que se salga del molde y no esté preocupado por el dinero. Hablamos de uno de los países con más camionetas per cápita el mundo.
Entre sus puntos fuertes está el diseño, las capacidades off-road (de las mejores del segmento sacando la Ranger Raptor), la calidad percibida y la mecánica equilibrada. Entre los débiles está la falta de pantallas más modernas y, por ese precio, debería tener frenado autónomo de emergencia y crucero adaptativo, como tiene la Hilux SRX.
Seguinos en Facebook o Twitter.
Para recibir más novedades de este tema te podés suscribir por mail a nuestro boletín gratuito.