Test drive de una de las novedades más recientes del mercado argentino, el nuevo Citroën C5 Aircross, una SUV del segmento C que se importa desde Francia. Lo que tiene y lo que no para competir en el peleado C-SUV.
Citroën lanzó hace tres meses (julio) el nuevo C5 Aircross en Argentina. Se trata de un SUV o crossover del segmento C como hace bastante no tenía la marca. El último fue el C4 Aircross, un clon del Mitsubishi Outlander Sport, que duró poco en el mercado. Ahora, este C5 Aircross se convierte en el tope de gama de la marca del doble chevrón en Argentina.
A nivel mundial, este modelo fue presentado como concept en Shanghái 2015 y lanzado como vehículo de producción en China en 2017. En 2018 comenzó a ofrecerse en Europa, con producción en Rennes, Francia. Ahora se vende en Argentina en una única versión, que fue la que gentilmente PSA nos hizo llegar a Córdoba para probarla.
C5 Aircross THP 165 AT6 Feel Pack
- Origen: Francia
- Garantía: 3 años o 100 mil kilómetros
- Precio: $4.126.673
Por fuera
Lo primero que hay que saber es que el C5 Aircross comparte plataforma EMP2 con otros modelos de PSA, como Peugeot 3008 y 5008 y el DS 7 Crossback, todos a la venta en Argentina. Además, el Opel Grandland se ofrece en Europa con la misma base.
Sin embargo su diseño es bastante distinto a estos otros modelos, porque si bien se sube a la moda SUV, hay algo de los anteriores vehículos familiares de Citroën, que eran monovolumenes. Mientras que la moda son los SUVs con techo inspiración coupé, el C5 Aircross tiene una silueta tipo caja, con el parante D mucho más vertical. Es lo que le da un aire monovolumen.
Esta propuesta distinta le da, a mi entender, algo de personalidad al C5 Aircross, en un momento en que hay una invasión de SUVs cada vez más iguales. Eso no quiere decir que se salga de las tendencias actuales ni mucho menos: mide 4 metros y medio (el estándar del segmento) y tiene una distancia entre ejes de 2,73 metros. Su despeje libre del suelo está un poco arriba de la media, con 23 centímetros.
Pero, en un mercado tan estandarizado, la menos su propuesta no es idéntica al resto. Eso sí, está lejos de la originalidad que supo profesar Citroën en el pasado, algo que es cada vez más difícil en la industria automotriz moderna, con tantos elementos compartidos entre distintos autos. Los pequeños airbumps en las puertas son un vestigio de cuando la marca se la jugó con el C4 Cactus, aunque después los abandonó.
En definitiva, este C5 Aircross me parece que tiene algo de personalidad para distinguirse en un mercado plagado de rivales, pero no suficiente como uno podría esperar de un Citroën. Agradará a un nicho y no desagradará a casi nadie, lo que no está mal en este contexto.
Por dentro
La gracia de este modelo viene de adentro hacia afuera. Tampoco aquí hay suma originalidad, pero los esfuerzos de la marca se ponen siempre en crear un ambiente confortable y relajado, sin estridencias, bien decorado y sencillo. Para quien busque estos atributos, el C5 Aircross es ideal.
El confort empieza por la buena distancia entre ejes, que permite espacio para todos. Sigue por las butacas, que son muy confortables y en el caso de la segunda fila, se pueden mover individualmente. La aislación acústica general está muy bien lograda y se suma a los amortiguadores hidráulicos progresivos, que ayudan mucho a lograr un andar casi espacial.
La parafernalia electrónica está comandada por dos pantalla, una multimedia de 8 pulgadas que se usa para casi todo; y una de 12,3, que hace las veces de instrumental y se puede configurar de muchas maneras. Aquí hay que decir que está más orientado a lo estético que a la funcionalidad: podría tener más información (como la presión de los neumáticos), pero prefiere los gráficos agradables, en especial en el modo mínimo, ideal para viajes nocturnos.
Por suerte, no prescinde de los botones físicos, aunque son mínimos. En este sentido, a mí me gustarían más botones en los comandos del volante, como supo tener la propia Citroën. Algunos cambios deben hacerse presionando los comandos del limpiaparabrisas, algo que suena anticuado.
El nivel de equipamiento es muy bueno, pero hay algunos faltantes que no condicen con la propuesta, como los tapizados con mezcla de tela y cuero, que son muy buenos, pero no convencerán a todos. En el mismo sentido, uno esperaría en un auto de este precio butacas de accionamiento eléctrico, pero seguramente quien configuró el modelo tuvo que resignar algunas cosas para no excederse demasiado en los valores.
Lo bueno es que no escatimaron en seguridad. Viene con el pack de asistencias a la conducción conocido como ADAS, que incluye una cámara y radar para ofrecer frenado automático de emergencia, viso de cambio involuntario de carril activo (y corrección atomática) y sistema de vigilancia del ángulo muerto activo. Lamentablemente no tiene ni control de velocidad crucero adaptativo ni luces altas automáticas, algo que suele venir en el mismo pack en varios competidores.
Todo el detalle y las dimensiones del vehículo pueden consultarse en la siguiente ficha técnica.
En marcha
El C5 Aircross viene con el conocidísimo motor 1.6 THP turbonaftero, que equipa a varios productos de PSA y también ha venido en Mini y BMW, entre otros. Es un motor que tuvo algunos problemas en principio, pero que han sido superados y hoy tiene muy buena penetración entre los vehículos de gama media.
Brinda suficientes 165 CV de potencia y se combina con una caja manual de seis marchas, con tracción delantera. Los 240 Nm de torque están disponibles desde las 1.400 vueltas, por lo que este C5 Aircross se mueve más que bien en en casi todas las situaciones.
¿Hay mejores opciones en el mercado? Por supuesto que sí, empezando por los híbridos como la Toyota RAV4, que en su versión Limited (con asistencias a la conducción) sale $4.175.600. Pero de nuevo: es difícil que alguien se sienta defraudado por este motor.
Es un auto que pesa casi una tonelada y media, por lo que en ciudad los consumos son medio altos. Como datos orientativos, llega a 10,5 litros cada 100 km en uso urbano y baja a sólo 6 litros en ruta a 100 km/h. A velocidad de autopista, su altura le juega en contra y sube a 8,7 litros. Ningún valor es excesivo para un auto de este segmento, que acelera de 0 a 100 en casi 10 segundos.
La caja funciona bien, aunque seguramente la de ocho marchas disponible en otros mercados lo haga mejor. En este punto me pregunto si yo preferiría un motor más moderno o innovador o este THP que es bien conocido en el mercado local. Creo que lo segundo.
Como se ha dicho, la puesta a punto pone énfasis en el confort, con los amortiguadores hidráulicos progresivos como estrella, que no tienen nada que ver con los sistemas complejos que trajo la marca hace muchos años, pero que sirven muy bien para su propósito, mejorar el andar del auto.
De adelante es muy suave pero el eje trasero a veces golpea un poco fuerte. De todas maneras el balance es altamente positivo en toda situación. Por supuesto, tanto confort podría implicar inestabilidad a la hora de doblar rápido, pero no es lo que se siente al volante. En las maniobras bruscas interviene el control electrónico de estabilidad y pone todo bajo control.
La dirección también es blanda (asistencia eléctrica), con un radio de giro bastante correcto y buen desempeño tanto en ciudad como en ruta. De nuevo, el C5 Aircross no produce grandes decepciones.
Llegando
Si viste a este C5 Aircross y te gustó, yo diría que es casi imposible que te defraude. Lo que promete lo cumple muy bien y no hay ningún ítem en el que sea realmente bajo. El problema es que tiene una enorme cantidad de competidores que ofrecen cosas similares o mejores por precio similar, y para ellos este modelo tiene pocos ganchos.
El segmento C-SUV se va a recalentar en Argentina con la llegada del Volkswagen Taos hecho localmente, más la actualización del Jeep Compass (que dejará el gastador 2.4 en favor de un 1.3 turbo) y la llegada del Toyota Corolla Cross. No será fácil la lucha del C5 Aircross, pero seguramente cubrirá bien su pequeño nicho.
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