Pese a su precio en apariencia elevado, la Volkswagen Tiguan AllSpace vende más que productos de segmento inferior gracias a su propuesta completa pero sin estridencias. Puntos altos y bajos.
La Tiguan es un modelo muy conocido en Argentina. Se trata de un SUV o crossover del segmento C que se vendió durante su primera generación en Argentina. Para la segunda, Volkswagen amplió la gama con una versión más grande, que en algunos mercados como el nuestro recibió el segundo nombre de AllSpace. La Tiguan corta no se ofrece más.
La razón es que Volkswagen tiene que dejar espacio en su portfolio para el Proyecto Tarek, el SUV compacto que ya comienza a producirse en Pacheco y que usa la misma plataforma MQB. Así, aquí la Tiguan AllSpace pasó a ser un vehículo del segmento D, si bien internacionalmente se la sigue considerando un C «wide».
Según cómo ajustaron los distintos gobiernos los impuestos internos a los autos, la gama se amplió o achicó en Argentina con el motor 2.0 TSI y tracción integral. Sin embargo, hoy por hoy, podemos decir que en la práctica sólo hay una sola versión, llamada Tiguan AllSpace 250 TSI DSG MY20, que es la que manejamos.
Tiguan AllSpace 250 TSI DSG MY20
- Origen: México
- Precio: $2.756.544
- Garantía: 3 años o 100 mil kilómetros
Por fuera
Salvo por su nueva gama eléctrica, conocer un Volkswagen es conocerlos a todos. Su diseño frío, compacto, preciso, sobrio y fundamentalmente alemán es muy fácil de reconocer. Es, además, la marca más vendida de Argentina hace más de una década, por lo que su estilo está totalmente probado en el gusto nacional.
La Tiguan, que es un producto que ya lleva 4 años en el mercado mundial, se ajusta a cada uno de estos adjetivos. En este caso es además grande, ya que mide 4.71 metros de largo y 1.84 de largo, con una amplia distancia entre ejes de 2,79 metros. Es más grande que una Renault Koleos (4,67) y apenas más pequeña que una Toyota SW4 (4,79m).
Puede no ser un diseño atrevido ni sexy, pero transmite seguridad, sobriedad y precisión. Es imponente pero no llamativo, lo que coincide con lo que mucha gente espera que su auto diga de ellos, lo que no es poco. Quizás no es el auto que uno elija si le dan 10 opciones, pero a la hora de poner los billetes hay otras cosas que ganan importancia.
Por dentro
Si por fuera es sobrio, por dentro es casi monacal. Aquí no hay emociones, todo es racionalidad para bien o para mal. Lo bueno es que todo está donde debe estar y uno se siente como en casa al minuto de subir. Lo malo es que, mirando el tablero, uno no sabe si está viendo un auto de 12 o de 40 mil dólares.
Yo soy de los que creen que equipo que gana no se toca y la disposición de este tipo de modelos no me desagrada, con relojes analógicos bien grandes y claros, los comandos bien intuitivos y cercanos y botones físicos en lugar de entornos 100% táctiles, que obligan a desviar la mirada para hacer una operación sencilla como cambiar la estación de radio. La posición de la pantalla sí es algo baja para los estándares actuales.
Hay que tener en cuenta que esta versión es la que antes se denominaba Trendline (entrada de gama) y que es un modelo que ya lleva algunos años.
La posición de manejo es muy fácil de encontrar con regulación manual del asiento y el volante. Las butacas son cómodas y los tapizados están bien, sin lujos. La calidad de terminación es la típica mexicana, que se ganó un lugar alto en la industria automotriz mundial. Hay goma blanda en el tablero y, en general, se sienten bien los plásticos.
La Tiguan tiene capacidad para 7 pasajeros, tres en la segunda fila (entran, ya que los asientos son bastante planos) y dos más en la última fila. Allí atrás el espacio es realmente poco, sólo apto para niños pequeños, ya que casi no hay lugar para las piernas. El ingreso tampoco es sencillo para alguien que no tenga plasticidad infantil.
Uno de los problemas en la configuración de este tipo de vehículos es que los anclajes para sillas infantiles están en la segunda fila (atrás se podrían poner con cinturones, pero las butacas son muy pequeñas), por lo que un niño pequeño no puede ir bien atrás y uno grande no entra. El otro es que, con las tres filas desplegadas, el baúl es diminuto.
Para un uso eventual de la tercera fila, la Tiguan AllSpace es sumamente cómoda, ya que cinco personas entran bien y hay lugar de sobra para equipajes.
Respecto al equipamiento, esta versión que quedó de la Tiguan cumple muy bien, con mucha seguridad (seis airbags, control de estabilidad, control de tracción, control de balanceo de tráiler, detector de fatiga y monitoreo de presión de neumáticos) y pocos lujos (no tiene tapizados de cuero, ni techo solar, por ejemplo).
Sí tiene pantalla con Android Auto-Apple CarPlay, además de un navegador propio que funciona bastante bien y equipamiento importante como el control de velocidad crucero o las levas al volante. Digamos que no tiene grandes faltantes.
En marcha
La versión que quedó de Tiguan AllSpace viene con el conocidísimo motor 1.4 TSI de 150 CV y 250 Nm de torque. Por este último dato, Volkswagen está renombrando a su gama, como ya lo hizo con Audi: al tener turbo, es más importante el torque que la cilindrada, por lo que ahora se llama Tiguan AllSpace 250 TSI DSG (tipo de cambio) MY20 (año modelo).
Esto implica un pequeño cambio en el emblema (la unidad probada todavía no lo tenía) y nada más. Es el mismo motor que viene hace tiempo en modelos como Golf o Vento y que tiene un empuje parejo entre las 1.500 y 3.500 rpm. La caja es la DSG (doble embrague) de seis marchas y la tracción disponible es ahora sólo delantera.
Por conocido este motor no deja de sorprender. Es uno de los grandes argumentos de compra de este y otros autos, ya que es eficiente y empuja como un pequeño tractor. Aquí se podrá discutir cifras, que tal motor tiene más o menos potencia (150 no parece tanta potencia para un auto de 1.520 kg), pero la realidad es una maravilla. Una vez más, lo que importa es el torque.
Acelera de 0 a 100 en alrededor de 10 segundos, los sobrepasos son seguros y rápidos, el funcionamiento de la caja en modo secuencial (con levas al volante) le saca una sonrisa a cualquiera, y es silencioso y frugal. Este motor explica parte del éxito mundial de Volkswagen y no es para menos.
Sí, habrá quienes extrañen el 2.0 TSI o prefieran opciones más potentes de la competencia, pero hay que estar realmente apurado para necesitar más caballos. Otros, quizás, prefieran motores old school atmosféricos, pero nadie puede decir que el 1.4 TSI le queda corto a esta Tiguan.
Si bien la Tiguan es un SUV (mejor calificado, un crossover), la realidad es que es en el asfalto donde saca lo mejor de sí. Acelera, dobla y frena como uno quiere, pese a que es alta. En las maniobras más exigentes tiende a inclinarse y a irse un poco de cola, pero es lo normal para un vehículo de su porte. El control de estabilidad entra en acción rápidamente y corrige la trayectoria.
La velocidad máxima supera los 200 km/h y los consumos -a velocidades normales- son bajos, con un promedio de 9 litros cada 100 km o menos. En ruta a 110 km/h consume unos 7 litros cada 100 km.
En los caminos rotos, en cambio, el tren delantero es áspero y uno no siente el confort de marcha de productos como el Jeep Compass. Sus mejores -o los únicos- argumentos off-road son un despeje del suelo de 20 centímetros y algunas protecciones en el chasis (cubrecárter generoso), pero en general no se siente bien en la tierra. Las llantas de 17 tampoco ayudan (neumáticos de marca Falken) al confort de marcha.
Eso no quiere decir que no se puedan hacer travesías, como de hecho hice, pero sí que para ser un SUV no ofrece demasiadas ventajas respecto a un auto común. El auxilio temporario en un vehículo aventurero también es una contradicción, pero hoy casi todos lo traen.
En ciudad es un auto cómodo pese a su tamaño, la aislación sonora es excelente y en la variante 2020 viene con cámara de retroceso, algo que no tenía la Trendline 2019. La dirección tiene asistencia eléctrica y su funcionamiento es brillante, tanto a bajas como a altas velocidades. Una vez más, el tren delantero no se siente muy bien en lomos de burro.
Llegando
La Tiguan AllSpace es uno de los mejores SUVs que se pueden comprar en Argentina debajo de los impuestos internos a los autos, junto a la Toyota SW4 (que tiene stock limitado y sí es un todoterreno). Tiene puntos muy fuertes: su motor potente y económico, equipamiento razonable, buena calidad, diseño aprobado por el gusto argentino y la eventual posibilidad de llevar 7 personas. Cierra por todos lados.
Las ventas del año pasado así lo confirman, ya que patentó más que cualquier segmento C a excepción del Compass (que viene de Brasil), y a kilómetros de distancia de cualquier competidor directo. Es mucho lo que da por ese precio.
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