La Mercedes Clase X ya es una realidad: la primera pickup de la estrella ya se fabrica en Barcelona y en 18 meses estará lista la producción cordobesa. La manejamos por 400 kilómetros en Chile.
Parece que fue ayer cuando el mundillo del automóvil se revolucionó cuando Daimler anunció la Mercedes Clase X, primera pickup de la marca de la estrella, que debería desarollarse en base a la Nissan Frontier. Córdoba fue una de las dos ciudades elegidas en todo el mundo para producirla -la otra fue Barcelona-, cuando llegue su turno, luego de la propia Frontier y la Renault Alaskan.
Mercedes guarda altas expectativas en este producto. Si uno piensa que esta automotriz tiene un pie en los vehículos comerciales y otro en los de lujo, cuesta entender cómo no lo hizo antes. Las pickups, en Argentina y otros países, son vistas cada vez más como vehículos para hacer grandes trayectos y hasta para recorrer las ciudades, que en países como el nuestro tienen calles que son verdaderos desafíos off-road.
Argentina, Brasil, Sudáfrica, Australia, son mercados clave para Mercedes, mucho más que Alemania y el resto de Europa. Los alemanes no saben qué hacer con una pickup, me dice algo acongojado Roland Zey, alemán él pero de larga trayectoria en Argentina. Pensar en llevar equipajes en la caja es algo que no les entra en la cabeza, grafica.
Daimler elegió Santiago de Chile para hacer un test drive monumental, para 150 periodistas de de todo el mundo camionetero, organizados en pequeños grupos durante varias semanas. A mí me tocó el último y durante dos días y más de 400 km de ruta, tierra, circuito off-road y ciudad manejé la Mercedes Clase X de origen catalán.
Mercedes Clase X 250d (2.3 turbodiésel de 190 CV)
La mayor parte del recorrido lo hice con una unidad con motor Renault 2.3 biturbodiésel de 190 CV y 450 Nm de torque, con caja automática de séptima. Es la base Nissan y el motor que ocupará el 90% de la gama en Argentina. El resto será el V6 3.0 turbodiésel alemán de 258 CV, que tardará un poco más en llegar.
Pero antes de ir a los fierros, miremos un poco la Clase X. No es sencillo hacer una pickup que no se parezca al resto y menos cuando la base es otra pickup. Para mí, la única que logró romper con el resto fue la Mitsubishi L200 y hasta ahí nomás. Esta Clase X tiene casi la misma silueta que la Frontier, pero con otra cara y otro culo.
Personalmente me gusta, pero no creo que el diseño sea su fuerte. La distinción que otorga la estrella en la parrilla va a ser el gancho que diferencie a esta camioneta del resto y es cierto que Mercedes podría haber ido más allá. Muchos colegas se decepcionaron con el diseño definitivo de la parte de atrás, que no tuvo en cuenta las propuestas más jugadas de los concepts mostrados oportunamente.
A mí la sutileza del portón y las luces pequeñas me gusta, pero reconozco que una opción más jugada le daría otro status. Es buen momento para explicar algo: esta Mercedes Clase X está bajo el ala de vehículos comerciales de Daimler, donde manda la función y no la forma. Las soluciones lindas pero complejas de llevar a la práctica -o que se rompan con facilidad en el uso intenso- fueron descartadas.
Interior
Por dentro es donde Mercedes se tomó más libertad y donde le sacó un ventaja a la competencia. A diferencia de Renault, que decidió no cambiar nada de Frontier a Alaskan, Mercedes metió mucha mano. Pero, nuevamente, hay que hacer una aclaración general.
El modus operandi detrás de este proyecto fue desarmar completamente la Frontier y revisar cada pieza para ver si era necesario cambiarla o no. Con un ojo puesto en el presupuesto y otro en lo que un cliente de Mercedes espera, se cambiaron desde detalles como los burletes de las puertas hasta todo el sistema de la selectora.
Por eso nunca sabremos con detalle qué es Nissan y qué es Mercedes. Hablando de lo anterior, cuando se le pregunta a un ingeniero de Mercedes por la caja manual, la respuesta es que es exactamente la misma de la Frontier. Pero si uno insiste en que se siente muy distinta, el ingeniero alemán dirá: ah, lo que sucede es que le cambiamos todo el sistema de varillas por cables, debe ser eso.
Con esto quiero decir que es en el cuidado de los detalles donde Mercedes hace la diferencia. Por dentro, Clase X le pasa el trapo a toda la competencia, al menos con la calidad de la planta catalana. Casi al mismo tiempo que probé esta Clase X manejé una semana la Amarok V6, y créanme que la terminación de la camioneta de la estrella es muy superior. Ojalá que la producción cordobesa sea igual, pero por el momento es imposible saberlo.
Estéticamente, el interior es discutible. El símil madera de esta unidad a mí no me gusta (es un opcional personalizado) y menos el formato cóncavo de torpedo. Pero el revestimiento en goma blanda le da un plus sobre la competencia. Todas las sensaciones que transmite la Mercedes Clase X al volante son buenas.
El volante tiene un tamaño y grip perfectos, las butacas son muy confortables, lo mismo que el tapizado con cuero y alcántara. Lo que no me gustó es que no hay un espacio claro para poner el celular a mano. Supongo que la idea de Mercedes es hacer docencia y que el celular vaya guardado en el portaobjetos central, donde hay tomas USB y uno no puede tomar el teléfono. Lo cierto es que en una pickup se usa para el trabajo y el celular también.
Otro punto similar es el ya famoso joystick de Mercedes para controlar la pantalla. Nuevamente, la idea es que uno no se distraiga toqueteando la pantalla, sino que intuitivamente gire la rueda y dibuje sobre el pad, sin quitar la mirada del camino. Es una solución bienpensante, pero que lleva bastante tiempo aprender. No estoy seguro que seguro que sea lo mejor para un vehículo que, eventualmente, puede tener varios conductores.
Es decir: no usar una pantalla táctil es quizás una opción más segura, pero va en contra del aprendizaje intuitivo que realizamos todo el día con celulares y tablets.
La habitabilidad y ergonomía son excelentes adelante y buena atrás, apto para cinco adultos algo apretados y mejor para cuatro. El asiento trasero está bastante más elevado que los delanteros y eso da una sensación algo extraña a los que van atrás, pero no modifica el confort. Hay una salida de aire acondicionado -algo que la Amarok V6 no tiene-, revisteros y toma de 12V. No me voy a cansar de decirlo: no entiendo por qué más vehículos no traen la toma de 220V que sí posee la Hilux. Es un complemento ideal para una pickup de trabajo.
En equipamiento esta versión Power es completísima, desde los 7 airbags a sistemas de reconocimiento de señales de tráfico, alerta de colisión y detector de cambio de carril, entre muchas otras cosas. Tiene frenos a disco en las cuatro ruedas que siempre responden bien.
En conclusión: a nivel interior, la Clase X en versión tope de gama es muy superior a todas las pickups del mercado argentino, al menos en la calidad de terminación de la planta de Barcelona. Es excelente en equipamiento y sólo me quedan algunas dudas respecto la practicidad de algunas soluciones.
En marcha
El larguísimo test drive nos permitió conocer cómo se desenvuelve la Mercedes Clase X en distintos terrenos, desde autopistas hasta caminos de tierra. El off-road extremo queda para otra ocasión, ya que las pistas de pruebas en general no ofrecen desafíos para los vehículos, ya que siempre están diseñadas para que todo salga bien.
Lo primero que hay que decir, y que seguramente será el caballito de batalla de Mercedes, es que la insonorización es brillante. Es el plus que quiere la marca y lo han logrado gracias al trabajo de desmonte y rearmado de piezas mencionado anteriormente. Se mejoraron las vibraciones del motor (que se sienten en Frontier), se acalló el ruido y se trabajó mucho en la suspensión. Un vehículo que se siente firme y donde no entran los sonidos de afuera es la esencia de la industria alemana, y Mercedes sabe cómo lograrlo también en una pickup.
La Clase X se siente realmente bien en el asfalto, teniendo en cuenta que las rutas de Chile son mucho mejores que las argentinas. El andar es firme pero confortable, en la línea de la Amarok pero un puntito menos dura. O quizás sean las cubiertas de 18, que no son tan extremas como las de 20 de la Amarok V6.
La combinación motor-caja es de esas en que todo funciona tan bien que uno se olvida completamente de pasar los cambios. Responde bien al kickdown, sin la bestialidad de la Amarok V6, lo que es lógico ya que este motor 2.3 tiene bastante menos potencia. Para mí, unas levas al volante le hubiesen venido muy bien a un vehículo de este nivel.
Tuve un leve paso por una versión con caja manual y hay que decir que el trabajo que han hecho con la selectora, mencionado más arriba, es brillante y todo parece funcionar correctamente.
En tierra, con el vehículo descargado, el confort de marcha es bueno, teniendo en cuenta que el esquema de suspensiones de Nissan es de lo mejores del segmento (multilink atrás). Tiene algo de rebote, como es lógico y quizás sea un poco más brusca que la Amarok, pero a veces las sensaciones engañan. Digamos que nadie se va a quejar del andar, y si la sienten algo saltarina, se soluciona con algo de peso en la caja.
Hablando de la caja, viene con revestimiento plástico, al igual que la Frontier, lo que está muy bien para evitar rayones. También trae rieles en los laterales pero no la lona, aunque será una de las camionetas en ofrecer más opcionales de fábrica, incluidos el hardtop o la cúpula. Carga una tonelada y las medidas de la caja son 1.587 milímetros de largo, 1.560 mm de ancho y una profundidad de 474 mm.
Sobre el chasis: es el mismo de la Frontier, pero con un poco más de espesor para albergar el motor V6. Lo curioso es que las versiones con el mismo motor de la Frontier como esta que manejé tienen el mismo chasis gordo.
En ciudad es tan confortable como en ruta y nuevamente se destaca el buen acoplamiento motor-caja. Lo único que no me gustó fue el diámetro de giro, de 13,4 metros, que complicó alguna maniobra de estacionamiento.
No pudimos medir correctamente los consumos, pero como orientación hay que decir que son muy buenos en ruta a 110 km/h (algo más de 8 litros cada 100) y se elevan hasta los 12 en ciudad, con un promedio que ronda los 10,5 litros cada 100 km.
Llegando
La Mercedes Clase X tiene un poco de todo para convertirse en la referente del segmento. Toma la excelente base de Nissan, a la que le mejoró todo lo necesario para darle otro nivel. Es una Frontier muy refinada, con las mismas capacidades a la hora de hacer fuerza pero con el andar de un auto. Con el andar de un muy buen auto.
Se siente confortable y robusta, firme al doblar pero sin exceso de asperezas. El interior está un escalón arriba de toda la competencia y sólo me quedan algunas dudas respecto al apartado multimedia, si será práctico para una pickup y cómo envejecerá ese pad con el uso intenso y variado de una pickup.
La Clase X tiene todo para triunfar, pero han sido muchos los que lo han intentado en un segmento en que funciona con variables propias. El público de pickups es fiel y Merecedes deberá invertir mucho dinero en mostrar esta camioneta lo más posible. Tiene como punto a favor una red de ventas de vehículos comerciales que está esperando muy ansiosa la llegada del la producción cordobesa para salir a comerse la cancha. Van a invertir 200 millones de dólares en instalaciones, sobre todo para la postventa.
Mercedes está apostando muy fuerte con este proyecto, no es uno más para la marca de la estrella. La competencia ya está tomando nota.
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