La universidad de Santa Catarina desarrolló un colectivo eléctrico que se alimenta con energía que obtiene de paneles solares instalados en el campus. Utiliza el concepto de «dislocación productiva».
Un proyecto interesante desarrolló la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC, Brasil) con inversión del ministerio de tecnología de Brasil y el apoyo de las empresas Marcopolo, Eletra, Mercedes-Benz e Weg. Si bien un colectivo eléctrico no es una novedad, el sistema completo es interesante, ya que el transporte se alimenta con energía proveniente de paneles solares instalados en la propia universidad.
El concepto es sencillo y es a lo que está apostando Tesla en los Estados Unidos: que los autos eléctricos se autoabastezcan de energía eléctrica gracias a paneles solares instalados en espacios «muertos» como los techos.
En el caso del colectivo eléctrico brasileño, la energía saldrá de los paneles solares ubicados en uno de los puntos a cubrir por el sistema, el Centro de Investigación y Capacitación en Energía Solar Fotovoltaica, de la propia universidad. Este centro se encuentra en un parque tecnológico (Sapiens Parque) ubicado en el norte de la isla de Florianópolis. El otro punto del recorrido es la sede de la universidad, al centro de la isla.
La distancia total ida y vuelta es de 50 kilómetros y será cubierta con energía almacenada en baterías de litio. Lo interesante es que la electricidad generada por los paneles solares se entrega a la red eléctrica pública, que luego vuelve para cargar las baterías del ómnibus. La carga completa se realiza en 1 hora 20 minutos.
El sistema es experimental y por el momento de uso exclusivo de la comunidad universitaria. Son cuatro viajes al día los que se realizan con este colectivo, que no emite gases de ningún tipo. El gasto por viaje está calculado en 18 reales ($84 al cambio), mucho menos que lo se gastaría en gasoil, 60 reales ($282).
Además, este colectivo utiliza el concepto de dislocación productiva, que implica que las horas de viaje se puedan utilizar. Por eso tiene tomacorrientes eléctricos, red wifi y dos mesas de reunión. En total puede llevar 38 pasajeros sentados.
Por ahora la inversión para el sistema es mucho más alta que la necesaria para un colectivo diésel común, pero desde la universidad señalaron que se trata de un problema de escala. «A medida que logremos bajar los costos de producción el sistema tendrá más adeptos» señaló Ricardo Rüther, coordinador del proyecto.
Fuente y fotos: Diario Catarinense.
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