El servicio de autos compartidos Uber tendría todo listo para desembarcar en Argentina. En muchos países tuvieron graves conflictos con los taxistas, que lo consideran competencia desleal.
Nos vamos a adelantar a los hechos: Uber llegará a la Argentina y va a haber quilombo.
¿En qué nos basamos? Bueno, en casi todos los países en los que este servicio de transporte -que utiliza una app para conectar a usuarios y choferes- ha empezado a operar, ha habido problemas con los taxistas. ¿Por qué va a ser distinto en Argentina, país polemista por excelencia y donde los taxistas tienen gremios fuertes?
Según la revista Red Users y otras publicaciones, Uber estaría planeando su desembarco en Argentina lo antes posible, probablemente en marzo. La compañía sigue buscando personal para Buenos Aires –pide 8 personas, entre ellas Coordinador de Operaciones-, si bien por el momento son cautos. «Evaluamos la posibilidad de dar servicio en la Argentina; pero aún no sabemos cuándo. Tampoco conocemos las condiciones», le dijo a La Nación Soledad Lago Rodríguez, gerente de comunicaciones de Uber Cono Sur.
Antes de seguir, repasemos de qué se trata. Uber es una multinacional con sede en San Francisco, California, que brinda un servicio que conecta a pasajeros con choferes no profesionales a través de un aplicación gratuita que se instala en celulares. Con la app, el usuario pide el móvil y el servicio rastrea por GPS cuál es el auto más cercano. El pago se realiza exclusivamente con tarjeta de crédito -a través de la propia app– y el servicio es más barato que un taxi normal.
Las ventajas del servicio son, además del menor costo, la seguridad, ya que tanto choferes como pasajeros están registrados -con calificaciones- y el servicio rastrea cada vieje; y la posibilidad de compartir viajes, aunque esto no es parte del servicio básico. Tiene 200.000 conductores activos asociados a su red en todo el mundo y emplea a más de 1.000 personas de manera directa en las distintas áreas.
El problema principal es que los taxistas de todo el mundo consideran a Uber como competencia desleal, ya que no requiere conductores profesionales -en Argentina esto es muy relativo- ni tener chapa de taxi. Cuando Uber quiso desembarcar en lugares como Barcelona, Bruselas, Berlín o Londres hubo grandes conflictos, con retirada de la compañía en algunos países, como España.
Más cerca, el servicio opera en Chile y Brasil, pero en Uruguay la situación está en una especie de impasse, si bien sigue operando a la espera de que las autoridades legislen este tipo de servicio.
El antecedente en Buenos Aires no es nada favorable para Uber: el 11 de enero el gobierno de Rodríguez Larreta (PRO) prohibió el servicio de Easy Taxi en la ciudad, por no cumplir con el Código de Trasporte, que exige que los móviles estén asociados a una empresa de radiotaxi. Easy Taxi (que sí funciona en Córdoba) es una aplicación mucho menos revolucionaria que Uber, ya que lo único que hace es contactar a usuario con taxis comunes y corrientes.
Pese a las dificultades, Uber es considerada una de las startup o compañía emergente más importante del mundo y acaba de ganar el premio Crunchie, el mayor reconocimiento para las denominadas empresas de Sillicon Valley. En muchos países no se la considera una competencia a los taxis sino un servicio más económico y complementario.
No es sencillo ser chofer de Uber. La empresa tiene varias exigencias: no pueden tener antecedentes policiales, multas ni deudas de ningún tipo y realizar test de alcoholemia. Respecto a los autos, depende de cada país pero se recomiendan de no más de 10 años de antigüedad, espacio para cinco personas, cuatro puertas, aire acondicionado, stereo, doble airbag y frenos ABS. Como existe un requisito mínimo de puntuaciones por parte de los pasajeros, es común que los choferes brinden servicios extras como agua fría.
Pese a las altas exigencias, el sistema no está libre de peligros, como se comprobó en esta semana con la noticia de que Jason Brian Dalton, un chofer de Uber, asesinó a seis personas e hirió a otras dos en Michigan, Estados Unidos.
Para los choferes las ventajas son varias. Para empezar el beneficio económico, que si bien suele ser menor que el de un taxi, está libre de los requerimientos de chapa. Cobran en 75% del valor del viaje, a la semana de haberlos hechos, ya que los pagos son con tarjeta de crédito. No posee horarios fijos e inclusive puede dejar el servicio por un tiempo. No exige exclusividad y muchos lo toman como un trabajo temporal.
A la espera de las reacciones de Omar Viviani (dirigente de los peones de taxis), Uber se prepara para al menos hacer un intento en Argentina.
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