Mercedes-Benz presentó en Amsterdam el nuevo Clase A 2018, que llegará este mismo año a Argentina. Renueva su estética e incorpora nueva pantalla de gran tamaño. Un alce dio al bienvenida a la prensa.
Ya es oficial y este mismo año lo tendremos en Argentina. Se presentó en Amsterdam la nueva generación del modelo más accesible de Mercedes-Benz, el nuevo Clase A 2018. Esta cuarta generación puede verse, en lo estético, como una evolución del Clase A que actualmente se vende en Argentina. Pero por dentro llegó la revolución de la inteligencia artificial.
Y un detalle para destacar: Mercedes tiene buen humor y se ríe de uno de sus problemas más grandes de su historia: cuando un alce se cruzó en el camino del primer Clase A (ver al final).
Renovación estética
Estéticamente, el nuevo Clase A es totalmente nuevo pero puede verse una evolución respecto a la generación actual. Sus marcas de identidad son los nuevos faros triangulares, que marcará un punto de partida que se irá extendiendo a toda la gama.
Sobre esta nueva plataforma MFA-2 se construirán también los nuevos Clase B, Clase CLA y Clase GLA. Hay quien dice que también habrá un nuevo SUV urbano, llamado Clase GLB, pero por el momento no hay nada concreto.
Atrás se observa por primera vez la utilización de faros partidos, de buen tamaño, junto a un remate distinto de la caída del techo, más hacia el lado del Golf.
Por dentro llega la revolución de la inteligencia artificial
Hoy las novedades de los autos van de adentro para afuera, con los sistemas multimedia como gran feature. Mercedes da un golpe en la mesa e incorpora en el nuevo Clase A dos pantallas y un nuevo sistema operativo, llamado MBUX. Al igual que los sistemas Siri de Apple o Alexa de Amazon, utiliza tecnología de inteligencia artificial para mejorar el diálogo entre el usuario y el vehículo. La palabra clave será Hey Mercedes.
Como se ve en las fotos, el nuevo Clase A utilizará dos pantallas que van desde las 7 pulgadas cada una hasta 10,3, según la versión. La primera es para el instrumental y la segunda para la info multimedia, pero por supuesto, hay interacción entre ambas.
La segunda pantalla, además de ser táctil, se puede controlar con el ya tradicional pad, en el que se pueden dibujar letras o hacer «pinza» con los dedos. Entre otros detalles pensados sobre todo para el público joven, los colores de la iluminación interna cambian a pedido o de acuerdo a los cambios de ambiente.
Mecánicamente hay novedades que pueden gustar más o menos. La principal es la adopción del motor 1.4 turbo desarrollado con Renault, que brinda 164 caballos de potencia. Este motor tiene tecnología de desconexión selectiva de cilindros para mejorar los consumos y emisiones de gases contaminantes.
En resumen, las opciones disponibles para Europa serán las siguientes:
- A200: 1.4 nafta de 163 CV, 250 Nm, asociado a 7G-DCT (doble embrague, 5,1 l/100 km de consumo declarado) o a una caja manual de seis relaciones (5,6 l/100 km).
- A250: 2.0 nafta de 224 CV, 350 Nm, asociado a 7G-DCT (6,0 l/100 km),
- A180d: 1.5 diésel de 116 CV, 260 Nm, asociado a 7G-DCT (4,1 l/100 km).
Lo que no gustó tanto es la adopción de un sencillo eje trasero con barra de torsión para las versiones más baratas, en lugar del esquema independiente multilink, que seguirá presente en las versiones más caras. A propósito, se esperan versiones más picantes de la mano de AMG, pero llegarán más adelante.
Cuando un alce se cruzó frente al primer Clase A
En una decisión que aplaudimos, Mercedes decidió tomarse con humor uno de los peores problemas que tuvo en su vida moderna. En la presentación de Amsterdam, los periodistas eran recibidos por un enorme alce, que además estaba presente en un montón de lugares, desde el baño hasta las habitaciones del hotel.
La historia se remite a 1997, cuando se presentó la primera generación el Clase A, que en ese momento era un monovolumen. Mercedes nunca había incursionado en un auto tan pequeño (medía sólo 3,5 metros de largo) y había trabajado muchísimo en tecnologías muy innovadoras. La apuesta era enorme.
Sin embargo, esa historia tuvo un vuelco. La publicación sueca Teknikens Värld (la misma que luego trajo dolores de cabeza a la Hilux, entre otros vehículos) le hizo al Clase A la llamada prueba del alce. Esta maniobra simula la situación de encontrarse repentinamente con un obstáculo en la ruta (como puede ser un alce) y tener que esquivarlo, sin pisar el freno.
Por su altura y cierta configuración del eje trasero, el resultado fue un Clase A casi al borde del tumbo. Los resultados de la prueba eran similares a los que obtenían otros autos por esa época, pero fue un mazazo a la corta vida comercial del nuevo auto. Sin redes sociales, las fotos y el video a su manera se viralizaron por todo el mundo y nadie estaba seguro de querer subirse a un Clase A.
La respuesta de Mercedes fue contundente y equipó con control electrónico de estabilidad a todas las unidades del Clase A, algo que hoy, a 20 años, les seguimos pidiendo al resto de las automotrices en el Mercosur. Lentamente, el daño se fue subsanando.
«Gracias alce. Gracias por cruzarte en el camino del Clase A de primera generación. Gracias a vos, desde entonces todos nuestros coches incorporan control de estabilidad de serie, y por tanto son más seguros» dijo el encargado de producto de Mercedes el viernes pasado en Amsterdam. Aplausos.
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