Citroën C-Elysée

Citroën lanzó un producto más que interesante en Argentina con el C-Elysée, un sedán con mucho espacio que puede camuflarse en segmentos superiores. Primer contacto.

DESDE MAR DEL PLATA- A la espera de una prueba más larga de varios días, hago un pequeño comentario de las primeras impresiones con un producto totalmente nuevo en nuestro mercado como el Citroën C-Elysée. Lo manejé durante la presentación en Mar del Plata por la ciudad y algo de ruta. 

El C-Elysée es un sedán de 4,42 metros de largo y 1,95 de largo, por lo que está ahí nomás de productos del segmento C como su hermano mayor, el C4 Lounge. Por arquitectura es un segmento B, pero este tipo de cosas nos interesan más a los periodistas que a los usuarios. Es un B alargado y debería competir con productos como el Volkswagen Polo ( $ 337.603 en su versión manual) y con el Chevrolet Cobalt (desde $280.000 con caja manual a $308.000 con automática).

Al igual que el Polo, paga aranceles extrazona del 35%, ya que se produce en España. Se vende por  $315.000 en una única versión con motor 1.6 de 115 caballos y garantía de 2 años con kilometraje ilimitado.

Citroën C-Elysée
Citroën C-Elysée.

El diseño del C-Elysée es sencillo y bien pensado. Los parecidos con el C4 Lounge son varios, sobre todo para el ojo poco entrenado. Es menos sofisticado, sí, pero al menos desde el exterior no se nota un salto de calidad. Ciertas molduras del baúl, que interactúan muy bien con la línea de cintura,  le dan un aire levemente sofisticado y en colores como el de la foto principal de esta nota se destaca bastante.

Lo que no tiene es deportividad, pese a que Citroën puso todas las fichas de promoción en la enorme campaña que hizo Pechito López en el WTCC con un auto basado en este C-Elysée. Es un sedán elegante, sencillo y bien proporcionado, que se roba algunas miradas aunque no sea el galán de la fiesta.

Citroën C-Elysée
El remate de la línea de cintura en los faros y las molduras de la tapa del baúl le dan una muy buena vista trasera. Podría pasar por un sedán de gama superior.

Personalmente, creo que el diseño es uno de los puntos fuertes del C-Elysée, no porque sea particularmente atractivo sino por cierta elegancia que le permite verse como un producto superior a lo que realmente es. No desentona en ninguna vista en un segmento que el diseño rupturista no siempre paga bien.

Citroën C-Elysée
El frontal es más sencillo pero no desentona en absoluto.

En el interior sí se nota su origen más proletario que lujoso. En Europa el C-Elysée es una auto elegido para trabajar y para familias que buscan mucho espacio por un precio razonable. Allí se vende desde 2013 y por eso ciertas soluciones como esa pantalla naranja al medio están un poco demodé.

Citroën C-Elysée

La calidad de materiales es bien sencilla, pero en la calidad de terminación (encastres, rebarbas y tacto) está un poco por encima de los productos del segmento B del Mercosur. Las butacas son confortables, la posición de manejo se encuentra con facilidad y la ergonomía general es buena.

Por dentro las virtudes son dos: el espacio y el equipamiento de seguridad. Es realmente amplio, sobre todo atrás, donde me tocó viajar unos kilómetros y hay espacio para las piernas y las cabezas. Dos adultos viajan muy cómodos y tres se arreglan sin problemas. Los únicos lugares para guardar objetos en las plazas traseras son los portarevistas de los asientos.

Citroën C-Elysée
Los levantavidrios en el centro y no en las puertas.

La seguridad del C-Elysée es realmente destacable porque trae control de estabilidad ESP, un elemento recomendado por la Naciones Unidas por su capacidad de salvar vidas. Por las dudas lo explicamos de nuevo: el control de estabilidad corrige a través del freno selectivo en alguna rueda las trayectorias que se pierden en una maniobra brusca. Puede evitar el típico trompo o incluso vuelco en situaciones como la salida a la banquina o esquive de un obstáculo repentino.

Hoy el control de estabilidad se impuso en el segmento C, con la enorme excepción del Corolla, líder entre los sedanes. En el B todavía es un producto de lujo para versiones caras. En el C-Elysée se suman además dos airbags laterales, que junto al doble frontal obligatorio, constituyen una muy buena dotación para su precio.

Citroën C-Elysée
La pantalla tan poco lucida y los levantavidrios en la consola, puntos bajos del C-Elysée. La pantalla con gráficos blancos quizás hubiese pasada desapercibida.

Donde no se destaca el C-Elysée es en ciertos detalles, como la radio con esa pantalla naranja, atrasada en tiempos de Android Auto y Apple Carplay (el nuevo Prisma, que sale más barato, lo trae de serie). Lo mismo para los levantavidrios colocados en la consola central, una solución para ciertos autos económicos que es realmente incómoda hasta que uno logra acostumbrarse.

Los comandos del audio detrás del volante y no en el volante es otro detalle de los que no gustan mucho, pero no es grave. El aire acondicionado busca mimetizarse en un climatizador, pero no lo logra. A su favor hay que decir que da la impresión de enfriar bien, aunque el calor de Mar del Plata en octubre no es muy exigente.

Citroën C-Elysée
El tablero de tan sencillo es casi espartano. Trae los comandos básicos y nada más, ni siquiera temperatura del agua. A su favor hay que decir que la legibilidad es muy buena.

El baúl es otro punto fuerte y da la impresión de poder albergar a todos los trastos de una familia apegada a los objetos. Dentro del baúl hay un auxilio de chapa de radio menor al de las ruedas titulares, por lo debe usarse en forma temporal. Me cuesta entender esta decisión en una auto ideal para viajes, sobre todo porque en el compartimiento para el auxilio podría entrar una rueda de tractor.

La impresión que me llevo del interior es que es confortable, amplio, sencillo, sin grandes faltantes -quizás el auxilio temporal- aunque sin ningún tipo de lujos. El punto fuerte es el equipamiento de seguridad y el débil la ubicación de ciertos comandos.

Citroën C-Elysée

En marcha, al C-Elysée se lo siente confortable, con suspensiones blandas que se llevan muy bien con la ciudad y que no desentonan mucho en ruta, aunque no tienen la solidez de productos de gama superior. La dirección eléctrica hace las cosas fáciles en ciudad y ajusta lo suficiente en ruta para que no haya sensación de vértigo.

El motor es un viejo conocido, el 1.6 Vti de 115 CV de potencia y 150 Nm de torque a partir de las 4.000 vueltas, que viene en productos como el C3. Asociado a la caja de quinta trabaja bien, aunque no va sobrado. Es un auto de reacciones más bien lentas pero que si hay suficiente ruta puede llegar a los 180 km/h.

Las relaciones hasta la tercera son bastante cortas y el motor sube rápidamente en vueltas, lo que lo hace algo ruidoso si lo queremos llevar con vehemencia. Una sexta marcha le vendría muy bien para relajar un poco el motor.

Cargado con 4 adultos, aire acondicionado y bolsos no deja de moverse bien, sin ningún problema. Los consumos no pudimos medir en esta corta prueba.

Lo que sí noté es cierto rebote en el eje posterior, que cada tanto da unos golpes secos que bien recordarán los usuarios del viejo C4 hatch, No se siente tanto como en ese auto y no es una falla grave, pero el oído atento lo registra. También noté algo de ruido en el baúl pero es probable que se daba a que las tuercas antirrobo estaban sueltas en el compartimiento del auxilio.

Citroën C-Elysée

La primera conclusión que saco con este pequeño contacto con el C-Elysée es que se trata de una propuesta muy equilibrada y racional. Está pensada para usuarios que no se dejan encandilar por pantallas trouch pero sí valoran elementos de seguridad que pueden hacer la diferencia en una emergencia.

El motor se caracteriza por su corrección, sin destacarse pero sin flaquezas. El andar es confortable en ciudad, en ruta parece ir bien pero son necesarios más kilómetros para evaluarlo, el espacio interior es uno de sus fuertes y el diseño sencillo y bien proporcionado hará que muchos lo vean con buenos ojos.

El precio, sin ser económico, queda dentro del rango esperable pese a pagar 35% de aranceles. En este primer contacto el C-Elysée me cerró muy bien con su propuesta sin lujos pero sin carencias. Si Citroën se anima a lanzar una versión con motor diésel puede seducir a todos los viudos que dejaron las otras automotrices que ya no ofrecen versiones gasoleras.

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